jueves, 2 de abril de 2015


EL VERDULERO

de todas las clientas que llegaban
cada día
aquella era la que más le gustaba
una muchacha morena
que todos los sábados
caminaba hacia la verdulería
(él la miraba acercarse)
con su vestido corto, blanco
con flores estampadas, negras
él la atendía con el termo en la mano
sin atreverse a invitarle un mate
insinuando una conversación
que sobre pase
la frescura de la rúcula
y el brillo del limón.


YO


ya tuve
ya estuve
ya partí
ya entré
ya rendí
ya despaché
ya salí
ya recibí
ya retorcí
ya quebré
ya parí
ya enmudecí
ya progresé
ya volví
ya entré
ya miré
ya sudé
ya salí
ya transformé
y un poco
también
morí
pero volví
y  dí
un grito
de guerrera mujer
originaria

uuuuhh uuuuhhhh