Los poetas somos devotos del azar. AUDEN W.H.Llegan los festejos a la gran ciudad
y
cambia el carácter de la gente.
Los nenes lloran y piden los juguetes
que deslumbran en las vidrieras
En la estación de trenes
la conversación es un saludo apurado
y los vendedores ofrecen ansiedad
a dos por cinco
Empujamos a los viejos
porque vamos
con poco tiempo
y en el medio
de la aceleración y el consumo
un poeta
lleva la cuenta
de lo que tarda aquella niña
en dar una vuelta de calesita.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario