conocí a un muchacho de Chajarí
que tenía la mirada clara
y amplia sonrisa en el rostro
me dijo que
por las ventanitas del pueblo
se ve que
la gente es muy conversadora
y que los sábados
en los boliches
se baila chamamé
y un poco de cumbia
y que a veces
el río
trae ilusiones
de la vida
que está del otro lado.
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